PARASHAT "VAERÁ"

Vaerá – Exodó 6:2 - 9:35

Rabino Dr. Alexander Even-Jen*

La parashá “Vaerá” comienza con una apertura dramática en la cual Dios revela Su nombre, Su atención al sufrimiento del pueblo de Israel en Egipto y Su compromiso de cumplir Su promesa a los Patriarcas con la salida del pueblo de Israel de Egipto y su llegada a la tierra de Israel (Éxodo 6:2-8). La repetición de dicha promesa con cinco verbos seguidos le da más fuerza:
“Y os sacaré” (de Egipto); “y os libraré” (de la esclavitud); “y os redimiré” (a vosotros); “y os tomaré” (para Mí por pueblo); “y os traeré” (a la tierra). 

El mensaje de esta revelación no es nuevo, pero la fuerza del decreto divino en su repetición rítmica de verbos de similar estructura y en versículos cortos y exactos enfatiza la promesa con fuerza y claridad fuera de lo común. Mientras que en el inicio del discurso Israel es el “objeto” de las acciones de Dios, al final, Israel se convierte en el “sujeto” por mérito propio, que puede responder a las palabras de Dios y entrar en un pacto con Él (“Y sabréis que Yo Soy Adonai, vuestro Dios”).

La esencia de estas palabras ya fue dicha a Moshé en la revelación de la zarza ardiente. También allí se revela Adonai como el Dios de los Patriarcas que viene a salvar a Israel. Pero las diferencias entre los textos reflejan un cambio importante: Allí Adonai habla acerca de Israel y en tercera persona, y aquí Él habla con Israel (mediante Moshé) de manera directa y diciendo “vosotros”, cosa que enfatiza el desarrollo de una relación cercana y dependiente que llega a su punto máximo con la adopción de Israel: “Y os tomaré a vosotros para Mí como pueblo”. La salida de Egipto marca el momento de la elección del pueblo de Israel como Pueblo de Dios. Antes de eso, Dios Se había presentado con una expresión deliberadamente evasiva: “Soy el que Soy”; pero aquí Moshé recibe una imagen directa y más completa de la naturaleza de Dios.

Otra diferencia entre las dos revelaciones tiene que ver con las reacciones de Moshé y del pueblo de Israel a la promesa de Dios, donde la pregunta de la disposición para recibir el mensaje no es de menor importancia que la intenciones declaradas de Dios. Sorprende que en los capítulos 3 y 4 del libro de Éxodo, estén destacadas las objeciones de Moshé. No menos de cinco veces repite Moshé sus dudas sobre el éxito de la consigna: “Ellos no me van a creer”; “no soy un hombre de palabras”, e incluso “Envía ahora por mano de quien hayas de enviar”. Así, cuando finalmente- Moshé transmite las palabras de Dios al pueblo (Éxodo 4:30-31), el pueblo no revela ninguna oposición y los hijos de Israel creen en las promesas de Dios. En contraposición a eso, en el capítulo 6 del libro de Éxodo, Moshé no demuestra oposición, pero cuando él habla al pueblo, son ellos los que se oponen: “...Pero ellos no escucharon a Moshé por causa del agotamiento de espíritu y por causa del trabajo pesado” (Éxodo 6:9).

Las diferencias entre los textos reflejan las múltiples dificultades que acarrea el proceso de liderazgo. Cuando Moshé revela duda, el pueblo no tiene dudas; pero cuando Moshé está convencido, el pueblo ya perdió su confianza. Puede ser que el mayor desafío del liderazgo es la dificultad de conciliar las reacciones del líder con los sentimientos del pueblo. Aún también cuando el mensaje pueda ser inspirador por sí mismo, su oportunismo tiende a ser el factor crucial del mismo.

Estudio y análisis

Rabino Dr. Alexander Even-Jen
Profesor de Pensamiento Judío, Instituto Schechter de Estudios Judaicos Jerusalem

“Mas Yo endureceré el corazón del Faraón e incrementaré Mis señales y Mis portentos en la tierra de Egipto”. (Éxodo 7:3).
Este versículo es problemático. Porque ¿cómo puede pensarse que una persona va a ser castigada por acciones por las cuales no es responsable? Puesto que el responsable de que el Faraón no permita la liberación de Israel es Dios. Los exégetas se enfrentaron a este problema. Maimónides propuso una interpretación especialmente interesante: En su libro “Ocho Capítulos”, en el capítulo 8, Maimónides se refiere a la libertad de elección natural que poseen los seres humanos. El ser humano es responsable de sus acciones porque él las eligió.

Maimónides, basado en sus conocimientos de Medicina, argumenta que toda persona nace con diferentes características físicas y esas características influyen en las características de su personalidad. Las características físicas y espirituales de la persona determinan desde un principio si por ejemplo- para una persona será más fácil destacarse en los deportes y si a otra le será imposible destacarse en cualquier actividad deportiva. La intención de Maimónides es decir que aún cuando una persona elija haciendo uso de su libertad de elección-, ser bailarín o poeta, las características con las cuales nació son las que van a determinar desde un principio en qué medida tendrá éxito y en qué medida fracasará.

La intención de Maimónides es decir que las características de la personalidad del Faraón son las que dificultan su cambio de decisión.
1- ¿Un líder debe verificar sus decisiones según las graves dificultades que causará su política?
2- ¿Será que el Faraón sólo se preocupó por la continuación de su mandato?
3- ¿Será que su respuesta positiva al pedido de Aarón y Moshé podría ser vista por los egipcios como una rendición? Y si así fuera, ¿esa rendición iba a debilitar su gobierno?
4- ¿Es posible ver en la conducta del Faraón la conducta de un líder responsable que actúa en favor del pueblo? ¿Puede ser que el Faraón pensaba que si su gobierno perdía poder desde el punto de vista de los egipcios, podría generarse una anarquía?

* Profesor de Biblia, Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Jerusalem.
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Asamblea Rabínica de Israel, Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: Rabina Sandra Kochmann
Comunidad “Masortit Mishpajtit beBeit HaKerem”, Jerusalén.


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