PARASHAT "VAETJANÁN"

Parashat Vaetjanán, Shabat Najamú

Rabina Daniela Szuster
Congregación B´nei Israel, San José, Costa Rica


Devarim 3:23-7:11

“Veatem hadvekim baAdonai Eloheijem jaim kuljem haiom”,
“Empero vosotros, los que estáis adheridos a Adonai vuestro D”s, estáis vivos, todos vosotros hoy” (Devarim 4:4).


Este versículo es muy conocido porque es leído en la sinagoga como introducción, antes de llamar al primer honrado a una aliá. Quisiera detenerme a analizar este versículo que aparece en la parashá de esta semana, parashat Vaetjanán.

Un aspecto que salta a primera vista es esta aparente relación entre adherirse a Adonai y tener vida. ¿Qué significa esta conexión? Varios exégetas entienden el adherirse a D”s con el cumplimiento de la Mitzvot, dado que es una de las maneras judías de conectarnos con la divinidad, además que en unos versículos anteriores el texto nos habla del cumplimiento de las mitzvot. En este sentido, se podría entender que si uno se adhiere, cumple con las Mitzvot, la recompensa será la vida. 

Ibn Ezra analiza estas líneas teniendo en cuenta el versículo anterior: “…todo el hombre que se había encaminado en pos de Bahal Pehor, lo destruyó Adonai tu D”s de en medio de ti” (Devarim 4:3), y explica que quien se adhiere a otros dioses como Bahal Pehor morirá, en cambio, quien es fiel a Adonai, vivirá. Ibn Ezra entiende que aquí el concepto de vida es la vida biológica, se trata drásticamente de morir o vivir dependiendo el camino que uno escoja.

Por otro lado, el Rab Kuk explica este versículo diciendo que una vida sin Elohim (sin D”s) no es vida. Siguiendo esta idea de Rab Kuk, la vida es la que se vive con el cumplimiento de Mitzvot, de valores, búsqueda de lo sagrado y de lo trascendente. Una vida sin una búsqueda espiritual, sin una reflexión sobre la existencia, la divinidad y el mundo sagrado, pierde sentido y se torna vana y vacía.
Vemos aquí dos respuestas muy diferentes. Por un lado, un plano más literal, en que la vida o la muerte dependen de la fidelidad a Adonai. Por otro, la vida tiene que ver con el poder vivir de una manera que trascienda lo animal y material, lo que hace que realmente tengamos “verdaderas” vidas, relevantes y llenas de sentido. 

El Rabino Mordejai Ederi entiende el concepto de vida de este versículo y del anterior “para cumplir; para que hayáis de vivir…” (Devarim 4:1), de la siguiente manera: “La supervivencia del pueblo judío no encierra ningún secreto. Si hay Torá, hay vida”. Ederi se refiere a la vida del pueblo judío en general, si van a regirse bajo los valores de la Torá, el pueblo vivirá. La Torá es el gran tesoro del pueblo, si éste no la  respeta, pierde su sentido de ser, pierde su corazón, pierde la vida. 
Siguiendo esta idea, no es casualidad de que recitemos este versículo justo antes de leer la Torá en la sinagoga, como una forma de recordarnos acerca de la importancia de la lectura, del estudio y de la práctica del contenido de nuestro libro sagrado. 
Otra idea que se desprende de este versículo es la importancia de cumplir las Mitzvot sin llegar al punto de sacrificarse, de perder la vida por el cumplimiento de una MItzvá. Como dice en el libro de Vaikrá: “vajai baem”, “los cuales habrá de cumplir la persona, para que viva con ellos” (Vaikrá 18:5). Interpretan los sabios, para vivir y no para morir, “vajai baem velo sheiamut baem”, las mitzvot deben ser fuente de vida y no de muerte. 

Estas palabras han servido de fuente para el concepto de “Pikuaj nefesh dojé et hashabat”, lo que significa que cuando está en peligro la vida de un ser humano, se debe profanar el Shabat para poder salvar una vida. (Talmud Babli Ioma 85 a y b). Este es un concepto muy importante en nuestra tradición, la vida de un ser humano está primero, no nos debemos sacrificarnos por los preceptos sino vivir sin que peligre ninguna vida. Este valor ayuda a evitar cierto  fanatismo y conducirnos a ser personas sensatas.
Otro aspecto que se puede rescatar de este versículo es el énfasis que pone nuestra tradición en alabar y acercarse a D”s en vida y no después de la muerte. En general, la tradición judía pone el énfasis en este mundo, en esta vida y no en el más allá. Claramente lo expresa el Salmo 115: “No alaban los muertos a Adonai […] más nosotros, los vivos, a Adonai bendecimos, desde ahora y por siempre” (Salmo 115: 17 y 18). 

Una última explicación podría ser que al vivir de acuerdo a nuestros valores, tanto éticos como rituales, nos sentimos con más vida, más energía y entusiasmo por pertenecer a una tradición viva y vibrante. A mi entender, no se trata de que la vida dependa del cumplimiento sino más bien, que el adherirse a la divinidad y a la tradición, nos brinda una vida diferente, una vida significativa, más profunda e inspiradora. Nos incentiva a pensar, reflexionar, criticar y cuestionar. Nos hace seres sensibles, comprometidos, seres que se apasionan al compás de los acontecimientos  y vivencias de este mundo.
¡Shabat Shalom!


Interpretación y comentario

Udi Guivón*


Hay una gran diferencia entre el discurso de advertencia al pueblo de Israel en la parashá “Devarim”, y la forma conmovedora en que se dirige Moshé a Dios en nuestra parashá.
“¿Cómo habré de soportar yo solo vuestra molestia y vuestra pesadez y vuestro pleitear?” (Deuteronomio 1:12): Aquí Moshé cierra cuentas con el pueblo de Israel, sus líderes y los medios de difusión, por causa de los cuales el pueblo aceptó la explicación de los diez espías. Todos ellos fueron culpables por la gran pérdida que sufrió el pueblo de Israel al serle decretado cuarenta años de vagancia por el desierto. Moshé, el padre fundador, estaba amargado y enojado por el hecho de que él -que fue quien guió al pueblo- no tendrá el mérito de entrar a la tierra de Israel.

En nuestra parashá, Moshé aparece resignado con el veredicto que recibe y trata, por última vez, de endulzarlo al dirigirse a Dios. También al pueblo de Israel se dirige en forma apacible y les recuerda las leyes y normas que les fueron entregadas; incluso elogia al pueblo de Israel porque no fue por el mal camino, detrás de Baal Peor.
“Pero vosotros, los que estáis adheridos a Adonai, vuestro Dios, estáis vivos, todos vosotros, hoy”. (Deuteronomio 4:4)
Y entonces, como un gran líder, Moshé limpia la mesa y pasa el mando a su heredero Iehoshúa Bin Nun de una forma que no avergonzaría a ningún gran líder, incluso en la actualidad, en esta época en que los cambios de mando de gobierno se volvieron frecuentes.

En su discurso en el ocaso de sus días, Moshé crea una base para una constitución legal, un himno y establece una ley fundamental con una visión a largo plazo, que se constituye en la infraestructura del tejido social del futuro Estado.
La base de la constitución legal: El moderno Estado de Israel sufre hasta hoy en día la falta de una constitución legal. Hoy, el establecimiento de una constitución es algo muy difícil por la estructura social compleja y dividida. Los Diez Mandamientos son la base de la fe israelita en la época bíblica. Nuestros Sabios determinaron la gravedad de la transgresión de cada uno de esos Mandamientos. Rabi Saadia Gaón consideró a los Diez Mandamientos como un bosquejo de todas las leyes: “Y esos Mandamientos son como el fuego y sus chispas, pues muchos preceptos brillan de cada Mandamiento”. Investigadores modernos, como Moshé Weinfeld, argumentan que los Diez Mandamientos son como una fórmula de definición social moral y quien no la cumple, se auto excluye del grupo de creyentes.

Los Diez Mandamientos establecen la base de las relaciones entre Dios y el ser humano y de las relaciones entre el ser humano, su familia y la sociedad. Además, otorgan los derechos sociales básicos a toda persona. Los Diez Mandamientos representan la base de la constitución legal del futuro Estado que se establecerá después de la conquista de la tierra.
El himno: Un himno es un poema que, generalmente, tiene una melodía, constituye el símbolo de determinada organización y represesenta a la misma y a sus valores. La lectura del “Shmá Israel”, con la cual comienza y concluye el día del judío, cumple las funciones de un himno judío.

“Shmá Israel: Escucha Israel, Adonai, nuestro Dios, es Único”, es una declaración que dice cada judío en cada generación. Se cuenta sobre Rabi Akiva que dio su último suspiro recitando el “Shmá Israel”, y muchas generaciones de judíos fueron educadas con la idea del recitado del “Shmá” como expresión de exteriorización de su Judaísmo.

Moshé entendió que, además de una constitución legal, el pueblo que salía a la batalla necesitaba símbolos, por lo que él -antes de ceder el escenario a su heredero-, compuso un himno que describía los principios de la fe y las exigencias básicas del creyente.
“Las ciudades-refugio”: La ley sobre las ciudades-refugio parecería un detalle al margen, especialmente cuando la tierra aún no ha sido totalmente conquistada. Sin embargo, Moshé decide separar tres ciudades del territorio conquistado en la margen occidental del río Jordán para que se constituyan en ciudades-refugio, en las cuales la persona que mató a otra sin intención pueda encontrar inmunidad ante la venganza de los redentores de sangre de la familia del muerto.

Moshé entiende que la inmunidad de la sociedad será establecida por la comunidad, hasta la neutralización de aquella costumbre que estuvo muy expandida y aceptada en esta región en aquella época. Una venganza de sangre lleva a otra venganza, y así en adelante. Una sociedad sana no puede caer en una cadena de asesinatos. Moshé, como líder realista, no anula la costumbre arraigada, sino que la neutraliza y permite el corte de un círculo de venganzas sangrientas.

Después de resignarse al hecho de que él ya está fuera del mapa histórico, Moshé ejecuta un proceso ordenado de traspaso del mando, y permite a su heredero ponerse al frente de un pueblo que tiene una constitución legal, un himno y una infraestructura sana para una vida social ordenada en el Estado que se establecerá después de la conquista de la tierra.


*Director de MAROM (Unión Mundial de Jóvenes del Movimiento Conservador)
Editado por el Instituto Schechter de Estudios Judaicos, Asamblea Rabínica de Israel, Movimiento Conservador y Unión Mundial de Sinagogas Conservadoras.
Traducción: Rabina Sandra Kochmann.


Mitzvot

416. No desear la riqueza del prójimo
417. Mitzvá de afirmar la unidad y unicidad de Dios
418. Amar a Dios
419. Estudiar y enseñar Torá
420. Pronunciar el Shemá Israel dos veces diarias
421. Ponerse Tefilín de la mano
422. Ponerse Tefilín de la cabeza
423. Colgar Mezuzá en los accesos
424. No probar a un profeta verdadero más de la cuenta
425. Desconectarse completamente de los Siete Pueblos
426. No ser condescendiente ni misericordioso con el idólatra
427. No desposar al idólatra


Viaja a Israel desde Madrid por El-AL