PARASHAT "BÓ"

Bó – Exodó 10:1 - 13:16

Por el Rabino Gustavo Kraselnik,
Congregación Kol Shearith Israel, Panamá

Es imposible leer las primeras porciones de Sefer Shmot (Éxodo) sin mirar de reojo el calendario para averiguar cuánto falta para Pésaj. Es lógico. El relato histórico de la esclavitud, las plagas y la liberación divina que aparece en la Torá, lo revivimos cada año alrededor de la mesa del Séder.

Parashat Bo comienza con la octava y novena plagas sobre Egipto (langosta y oscuridad), incluye los preparativos para la salida (el sacrificio animal y la señal de sangre en los marcos de la puerta), la celebración de Pésaj Mitzraim (comieron la carne del sacrificio con Matzá y hierbas amargas), la décima plaga (muerte de los primogénitos) y el inicio del éxodo. Es difícil mantenerse ajeno al espíritu de Pésaj.

Además de la narración, hay otro fuerte vínculo entre nuestra parashá y Pésaj. La idea de contarle a tu hijo, que da origen al Maguid, el relato central del Séder, aparece tres veces en parashat Bo:

“Y cuando sus hijos les pregunten qué significado tiene para ustedes este rito, les responderán: ‘Este es el sacrificio de Pésaj para Adonai, que pasó de largo en Egipto por las casas de los israelitas, cuando castigó a los egipcios y salvó a nuestras familias’” (12:26-27)
“Y ese día darás a tu hijo la siguiente explicación: ‘Esto es así, a causa de lo que Adonai hizo por mí cuando salí de Egipto’”.(13:8)
“Y cuando, el día de mañana, tu hijo te pregunte qué significa esto, tú le responderás: ‘Con el poder de Su mano, Adonai nos sacó de Egipto, de la casa de la esclavitud’” (13:14).
Estos versículos, junto a Deuteronomio 6:20-21, son la base para el conocido pasaje de los Cuatro Hijos de la Hagadá de Pésaj.

“Y cuando tu hijo te pregunte el día de mañana: ‘¿Qué significan esas normas, esos preceptos y esas leyes que Adonai nos ha impuesto?’, tú deberás responderle: ‘Nosotros fuimos esclavos del Faraón en Egipto, pero Adonai nos hizo salir de allí con mano poderosa.’”
Y es a la luz de la centralidad que la fiesta de Pésaj le da a los niños y que se manifiesta en la variedad de recursos didácticos desplegados a lo largo de la fiesta y fundamentalmente durante los Sederim (el Ma Nishtaná, la Keará, el platón, con los alimentos especiales, la búsqueda del Afikomán, las canciones infantiles al final, etc.), como podemos comprender un detalle significativo que aparece al comienzo de nuestra parashá.

Cuando Moisés anuncia la octava plaga, la llegada de las langostas, el Faraón, a solicitud de sus siervos cansados ya de la situación, parece acceder a la petición de dejar ir al pueblo a rendir culto a Dios, y pregunta “¿Quiénes van a ir?”, a lo que Moisés responde: “Iremos con nuestros niños y nuestros ancianos, nuestros hijos y nuestras hijas…” (Ex. 10:9)

Podemos plantear tres preguntas: ¿por qué era importante llevar a los niños?, ¿por qué llevar a los niños y a los ancianos?, y ¿por qué la Torá antepone los niños a los ancianos?

Veamos las respuestas:

¿Por qué era importante llevar a los niños?

El Rabino Samuel Bornstein (Polonia 1856-1926) responde: “Moisés dice a Faraón, ‘Debemos celebrar una fiesta en honor a Dios, ¿Cómo vamos a regocijarnos en la celebración si dejamos a nuestros hijos en una tierra extraña? Sin nuestros hijos ninguna celebración puede ser completa.’”

Primera lección: sin niños no hay celebración posible.

¿Por qué llevar a los niños y a los ancianos?

Dice el Rabino Yissochar Frand (Yeshiva Ner Israel en Baltimore): “Faraón comprendió algo sobre el pueblo judío. Para que exista el pueblo judío, debe haber pasado y debe haber futuro… somos una religión con el concepto de Mesorá, tradición, que nos legaron nuestros padres y los padres de nuestros padres. Este concepto es vital para comprender de qué se trata el judaísmo. Pero también somos una religión que cree que, a menos que tengamos alguien a quien transmitir esta herencia, no tenemos futuro.”

Segunda lección: la importancia del encuentro intergeneracional.

¿Por qué la Torá antepone los niños a los ancianos?

El Ktav Sofer (Rabino Abraham Shmuel Biniamin Sofer, Hungría 1815-1871): los niños necesitan salir más urgentemente que los ancianos, ante la amenaza de la asimilación. Los ancianos estaban más firmes en su tradición, por lo que su rescate era menos urgente.

Tercera lección: focalizarnos en los niños y jóvenes.

Enormes enseñanzas nos dejan estos comentarios. Nuestros hogares y nuestras comunidades deben ser espacios para que el encuentro intergeneracional permita la transmisión de la tradición. Necesitamos apropiarnos del pasado para legarlo a los que vienen detrás. Y decididamente tenemos que canalizar nuestro esfuerzo hacia los jóvenes, para que nuestros hijos y nietos sean no solo herederos sino también portadores de un judaísmo significativo, inspirador y comprometido, y para que también ellos sean capaces de transmitirlo a sus descendientes.

Como decía el maestro jasídico Rabí Simja Búnem (Peshisja, Polonia, 1765-1827): “Un niño es huérfano si no tiene padres; un pueblo lo es, si no tiene jóvenes”.

Shabat shalom,

Gustavo

Este comentario de la Parashá es realizado por la Unión Judía de Congregaciones de Latinoamérica y el Caribe y puede ser reproducido citando su origen.

Enviado por el Rabino Gustavo Kraselnik, de la Congregación Kol Shearith Israel, Panamá.

Unión Judía de Congregaciones de Latinoamérica y el Caribe-UJCL

 


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