Aceptando el desafío

Muchas veces mis alumnos, a lo largo de los años, han tenido que responder a mi pregunta ¿cuáles son las Festividades de la Torá? Inmediatamente las manos son levantadas y surgen las respuestas más o menos en este orden: Rosh Hashaná, Pesaj, Iom Kipur, Sucot, Shavuot, Sheminí Atzeret… ¿Y cuál falta?

Esta semana, en parashat Emor, nos encontramos por primera vez con la descripción de las festividades del Calendario Hebreo. En el capítulo 23 de Levítico se describen las tres Fiestas de Peregrinación, los Shloshet haRegalim, Rosh Hashaná (que originalmente en la Torá es el Iom Teruá, el Día del toque del Shofar) y el Día de Iom haKipurim. La enunciación de estos días sagrados está encabezada por el Shabat, la Fiesta por excelencia, la que celebramos todas las semanas.

Si prestamos atención podremos ver que existe una aparente redundancia. Dice en 23:2 “Estos son los plazos señalados por Ds, los que habrás de proclamar, días de sagrada convocación…”. A continuación, en el versículo que le sigue Ds ordena respetar y vivir el Shabat porque Él mismo lo santificó en la creación. Pero cuando leemos el versículo 4 de este capítulo, nuevamente se repite “Estos son los plazos, días de sagrada convocación…”, y comienza a enumerar una a una todas las fechas de las festividades de Pesaj, Shavuot, Sucot, Rosh Hashaná y Iom Kipur. Mas aún, recién al final del capítulo se repite una vez más el término de plazos, días de convocación, esta vez sin aclarar ningún día en especial. ¿Por qué la Torá repite tres veces la obligación de convocarse en los días sagrados?

Una vez aprendí que cada uno de estos versículos que se repiten se conectan con un tipo de día diferente según sus particularidades. La primera vez se nos habla del Shabat, un día que es en esencia sagrado porque Ds mismo así lo hizo.
La segunda con el resto de las festividades y celebraciones, donde son tanto el hombre como el Creador quienes los transforman en distintos.
Y la última se refiere al resto de los días (Iemei Jol), los que son aparentemente comunes.
Y entonces sobre estos últimos pesa el valor más profundo de la mitzvá, porque al Shabat lo santificó Hakadosh Baruj Hu, a las Fiestas se lo hace en forma compartida, pero transformar todos y cada día en algo único, sagrado, para uno y para el resto de los que nos rodean, corresponde exclusivamente a cada uno de nosotros.

Atravesamos los días de Sefirat Haomer, la Cuenta del Omer, este viernes festejaremos el día 33, Lag Baomer. Contamos cada día, por la mitzva que recibimos y también para tomar conciencia de que cada día que contamos, cuenta. Pasar por cada día de nuestra existencia dejando una huella. Ese es el verdadero desafío.

Con cariño y afecto.
Jag Sameaj y Shabat Shalom.
Fernando Lapiduz.
Comunidad Masorti Bet-El, Madrid, España.