Parashat Jaie Sara: el arte de la santidad

En el Talmud de Babilonia Rab Yoshua ben Levi citando a Rab Janina dice que los tres Servicios Religiosos fueron instituidos de acuerdo con los Korbanot (ofrendas) diarios del período del Templo. En contraposición, Rab Yosi bar Janina dice que las oraciones de los días de la semana fueron instituidas por nuestros Patriarcas: Shajarit por Abraham, Minjá por Itzjak y Maariv por Yacob. Aunque nunca se llegó a un consenso acerca de un origen exclusivo, las autoridades rabínicas acordaron que el requisito básico de la plegaria en el Judaísmo son tres servicios diarios.

En nuestra parashá encontramos un fragmento que es fuente de la segunda de las opiniones, respecto a Tefilat Minjá. Dice la Torá:

“Vaietzé Itzjak lasuaj basadé lifnot arev”,
“Itzjak salió para lasuaj (se lo puede interpretar como “hablar”) en el campo a la hora de la tarde”.

El Talmud en el Tratado de Brajot nos ilumina y aprendemos que Lasuaj/Sijá (conversar o hablar) se refiere en realidad a rezar, es decir, que Itzjak estaba hablando con Ds, o sea, rezando.

El Rab Kuk explica que la palabra “Sijá” (שיחה) a través de cada una de sus tres primeras letras, se compone de:

Shin: Sejel (inteligencia),
Iud: Iejolet (capacidad) y
Jet: Jaim (vida).

Es decir, que nosotros debemos juntar la Torá en nuestra vida, en nuestro día a día, en nuestras capacidades, en nuestra inteligencia. Por lo tanto este es el objetivo del rezo de Minjá: unir en ese momento de plegaria nuestro día a día con lo Divino.
¿Y por que justamente en Minjá?
Dice el Talmud “se debe ser siempre cuidadoso en el rezo de Minjá porque mientras el profeta Eliahu estaba rezando esta plegaria Ds le respondió favorablemente”.

Minjá es el rezo en que estamos justo en el medio del día, en medio de los problemas, en medio del trabajo, en medio de todo. Muchas veces agobiados por preocupaciones. Y debemos hacer un esfuerzo extra para sobreponernos y destinarle tiempo a la Plegaria.
Entonces, para conectarnos con esta Tefilá, tenemos la necesidad de poner nuestra inteligencia, nuestra capacidad y nuestra vida del día a día, hacer una pausa y juntar todo eso con un instante Divino.
Dice Rab Kuk que debemos juntar la conciencia de Ds con el día a día, involucrar nuestro diario vivir con lo Divino y no esperar a un momento en que estemos aislados de las ocupaciones, más aun en la mitad del día, cuando creemos que no tendremos la capacidad de conectarnos con lo trascendente.

Dado que vivimos en un mundo material, acelerado, y gran parte de nuestra vida moderna se vincula con cuestiones que no están necesariamente relacionadas con nuestro cuidado y desarrollo espiritual, gran parte del objetivo del Judaísmo es traer santidad especialmente a los momentos que conforman la rutina del diario vivir.

El rezo de Minjá tiene por cometido santificar el quehacer diario de la persona frente a las dificultades y los obstáculos que se presentan por la rutina cotidiana.
Si sabemos leer entre lineas, encontraremos una hermosa invitación de nuestro texto semanal: traer este concepto, no solo al rezo diario de Minjá, sino también a cada uno de los rincones de nuestra vida.

Con cariño y afecto,
Shabat Shalom,
Fernando Lapiduz,
Guía Espiritual y referente rabínico.
Comunidad Masorti Bet El, Madrid.