Bereshit: la luz de la Comunidad

Pocas son las emociones comparadas con recorrer las primeras letras de la Torá cada año junto a mi Comunidad. Inevitablemente, incluso después de tantos años, se me corta la voz, se me atragantan las palabras, y debo hacer una pausa, tragar saliva, tomar aliento, para poder continuar.
Es que el principio tiene una magia especial, una luz y una fuerza incomparables que, cada año, rezo para que me acompañen por el resto del año.
Ayer en Madrid, en mi querida comunidad Bet El, no fue diferente. Redescubrir cada letra, cada palabra, junto a Claudio (el Jatan Torá) e Ivan (el Jatán Bereshit) y junto a tantos amigos fue especialmente emotivo, único.

“Bereshit bará Elohim et hashamaim ve’et haaretz”.

La mayoría traduce las primeras palabras de la Torá “En el comienzo Ds creó los cielos y la tierra”.
Pero en realidad se podría traducir diferente “En el comienzo de la creación de los cielos y la tierra”, y ahí pasamos al segundo versículo “cuando todo estaba desordenado y el espíritu de Ds llenaba la tierra, Ds dijo que sea la luz”.
Es decir, ¿cuál fue realmente la primera creación de Ds? Luz. Ni cielo ni tierra.
¿Y de qué luz estamos hablando?
No se trata de luz para iluminar como la del sol que conocemos, porque recién en el cuarto día de la creación Ds creó el sol para iluminar sobre la tierra, como la misma Torá nos enseña.
Esto se trata de la luz, que es el objetivo mismo de la Creación.
Como decía un Jajam jasídico, la razón por la cual Ds creó el universo es “Or”, luz. La sumatoria de las letras de la palabra “Or” da igual que “Ras”, secreto, quiere decir: el secreto de cada cosa, la razón de ser de cada cosa en la Creación, es su luz, es la energía positiva que entrega, es su razón misma de ser.

¿Y dónde está esta luz?
Nuestros sabios explican que Ds ocultó esta luz dentro de la Torá misma, quiere decir, cuando una persona estudia y abreva de nuestra Tradición es capaz de percibir la energía divina dentro de cada cosa en la Creación. Y por eso la luz es lo primero que Ds creó.

Así como un arquitecto lo primero que tiene en mente es la casa que quiere construir y recién después hace un plano, y luego construye, lo mismo ocurre con la Creación Divina. Lo primero que Ds pensó es luz, energía, qué es lo que quiero en este mundo. Que en el mismo esté revelada mi luz. Luz divina, espiritual, la luz de cada uno y la del Uno. A partir de ahí creó todo el resto de las cosas de manera tal que el pueblo judío a través del estudio y la observancia de las Mitzvot podamos revelar esa luz, esa energía positiva Divina dentro de las cosas.

Estudio de nuestras fuentes, práctica de las Mitzvot, que son la manifestación de la voluntad del Creador, y la luz personal que cada uno puede aportar para sumarnos a la Luz Divina, que es la vida en Comunidad, son la clave de la reparación del mundo para aspirar a la perfección del Gan Eden retratado en nuestra parashá.

Con cariño y afecto.
Shabat Shalom.
Fernando Lapiduz.
Guía Espiritual y referente rabínico.
Congregación Masortí Bet El, Madrid.