La primera Sucá

Esta semana en Shabat leeremos una porción de la Torá que interrumpe la lectura cronológica habitual. Al ser Shabat Jol Hamoed Sucot, el Sábado que atraviesa la Festividad, se nos introduce en un texto referente a esta Festividad y entonces, es una excelente ocasión para que reflexionemos juntos sobre este Jag tan repleto de simbolismos.

Sin dudas la Mitzvá principal es construir una Sucá y habitarla a lo largo de la Festividad.
En Sucot abandonamos la comodidad de nuestro hogar durante siete días y nos trasladamos a vivir en una Suca, cuyo techo, llamado en hebreo Sjaj, nos debe permitir ver el cielo y las estrellas, más allá de nosotros mismos.

Acabamos de culminar llenos de espiritualidad la Fiesta de Iom Kipur, donde estuvimos concentrados analizando nuestro ser. Ensimismados en nosotros mismos. Sin embargo, si solo nos quedamos con esa foto, puede ser peligroso. Tenemos que saber que el mundo es mucho más grande que nuestra propia burbuja. Debemos ser capaces de crear hacia afuera y comprometernos con lo que está alrededor nuestro.
La mirada hacia nosotros puede ser valedera solo por un breve período, durante un día de introspección, de reflexión, pero el resto del año tenemos que estar siempre mirando hacia afuera, a nuestro alrededor. Y al mismo tiempo arriba.

Esta semana vivimos un hito histórico en nuestra querida Comunidad Bet El: construimos por primera vez nuestra Sucá comunitaria.
Fue posible gracias a un grupo de voluntarios con quienes dimos forma y llevamos adelante este sueño que nos parecía imposible de concretar. Fue gracias a que cada uno extendió su mirada más allá de sí mismo, dejando de lado el trabajo, el tiempo en familia, las obligaciones personales. Fue gracias a que cada alma hizo propia la idea del compromiso indispensable con los restantes miembros de la Kehila, más allá de su propio ser, convirtiendo con sus propias manos, no solo esas maderas en Suca, sino en un inmenso acto de amor.

Y entonces, nos sentamos en nuestra Sucá, nos miramos con satisfacción con ojos cristalinos, elevamos nuestra mirada al cielo y abundaron los motivos para bendecir Shejeianu, Vekimanu, Vehiguianu Lazman Hazé.
Bendito es Ds que nos otorgó la vida, nos sostuvo y nos hizo llegar hasta este feliz momento.
No puedo estar más agradecido y feliz de ser parte de Bet El.

Con orgullo y cariño.
Jag Sameaj.
Fernando Lapiduz.
Guía Espiritual y referente rabínico.
Congregación Masortí Bet El, Madrid.

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#EstoEsSoloElComienzo