Parashat Pinjas: un icono en nuestra Tradición

Tzlofjad tenia cinco hijas y ningún hijo varón.
La Parashá de esta semana nos relata acerca de estas hijas, quienes se presentaron delante de Moshe Rabeinu con un reclamo. De acuerdo a la Torá un hijo varón hereda de su padre a exclusión de sus hermanas. Al ser que Tzlofjad murió sin dejar ningún hijo, ellas vinieron y argumentaron que no deberían ser excluidas. No querían que la herencia de su padre por la tierra en Israel se perdiera. Moshe presentó el caso frente a Ds, quien concluyó que cuando no hay hijos, efectivamente las hijas deben heredar.

El Midrash comenta aquí: “Existen ocasiones cuando un individuo puede tomar la recompensa de una generación entera. Abraham se enfrentó a su generación y tuvo el mérito de recibir la recompensa de toda esa generación. Lot se opuso contra la gente de Sdom y tomó la recompensa destinada a todos ellos”.

El Midrash concluye que las hijas de Tzlofjad también tomaron la recompensa de la generación entera. Pero, ¿Qué fue lo que hicieron? Sabemos que Noaj lucho contra la apatía de su generación; Abraham saltó dentro de un horno ardiente en pos de la defensa de sus ideales; Lot soportó la decadencia de los alrededores de Sdom; pero ¿Qué fue lo que hicieron las hijas de Tzlofjad? Fueron a luchar en la corte, querían su herencia ¿Qué hay de noble en su proceder?

El Midrash explica, consideremos los tiempos. Cuando el pueblo gritaba: “Regresemos a Egipto, esto no va a funcionar, esto no es bueno… “Moshe se asombró del pedido de estas mujeres. Su interés y deseo por la tierra estaba completamente fuera de lugar en relación a “lo esperado” en esos tiempos. Ellas estaban determinadas, dijeron: “No nos importa todo lo que nos dicen, nosotras sabemos que la tierra de Israel es donde radica el futuro de nuestro pueblo”.

Este Midrash nos está diciendo algo importante. Las actividades y acciones de las personas deben ser analizadas y juzgadas en su contexto. En circunstancias normales, ir a la corte y pedir por la herencia del padre no hubiera constituido un acto de valentía y coraje. Existen sin embargo otras ocasiones en las que los actos más simples y sencillos pueden ser de gran valentía.
Este es el caso de las hijas de Tzlofjad.

En un ambiente de crítica abierta hacia Eretz Israel y en un momento en que parte del pueblo extrañaba “la maravillosa vida de Egipto”, estas mujeres lucharon contra la marea, nadaron contra la corriente y pelearon por sus ideales. Esto fue un acto de gran coraje.

Y por esto siempre serán recordadas como un icono en nuestra Tradición.
Con cariño y afecto.

Shabat Shalom.
Rab Fernando Lapiduz
Congregación Masorti Bet-El, Madrid.