Entre el cielo y la tierra

Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo:
tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de plantar, y tiempo de arrancar lo plantado;
tiempo de rasgar, y tiempo de coser; tiempo de callar, y tiempo de hablar;
tiempo de amar, y tiempo de odiar; tiempo de guerra, y tiempo de paz. (Kohelet cap 3)

En cada uno de los Shalosh Regalim acostumbramos a leer un texto de los Ketuvim, la tercera sección del Tanaj. En Pesaj, Shir Hashirim. En Shavuot, Ruth. En Sucot leemos el libro de Kohelet. Este Séfer pertenece a la literatura conocida como Libros Sapiensales. Este tipo de literatura era muy conocida durante la antigüedad, y su estilo es el de otorgar consejos de una manera didáctica, con un carácter humanista y moralista, con una forma y estética bastante particulares. Pero, ¿por qué leemos Eclesiastés en Sucot?

En varias ocasiones, nuestra tradición trata de equilibrar nuestras emociones.  Por ejemplo, en una Jupá, un momento de máxima alegría, rompemos una copa para recordar la destrucción del sagrado Templo de Jerusalén.

Sucot es una fiesta en donde se nos ordena estar felices.  En la antigüedad, Sucot era la fiesta más importante del año.  De hecho, cuando se decía Jag, Fiesta, se entendía inmediatamente que se refería a Sucot.  Era una época de intensa felicidad, y hay quienes comentan que la alegría se pasaba un poco de los límites, de la misma manera que el resto de las naciones al momento de celebrar sus rituales de petición de lluvias.

Pareciese entonces que, en medio de tanta alegría, es bueno traer una voz más sabia, un poco de seriedad, para equilibrarnos y de paso hacernos poner los pies sobre la tierra.

Hay quienes opinan que, una razón por la cual leemos Kohelet, es porque pone sobre la mesa, que compartimos debajo de la Sucá, el tema de nuestra fragilidad y temporalidad.  Tal como nuestras temporales cabañas, hoy están aquí y mañana se marchan, así también es nuestra vida.

Al recibir finalmente la cosecha de la época de Sucot, Kohelet nos invita a contentarnos con nuestra porción y no ir en búsqueda de riquezas, de fama, de poder ni de placeres banales, ya que, como lo dice la palabra hebrea “Havel”, todo es humo, futilidad, todo esto es vanidad.  La felicidad se debería poder hallar en las cosas sencillas, en un instante junto a nuestros afectos dentro de una simple Sucá.

De esta manera llega el mensaje de Kohelet dentro de los días de Sucot, a nuestras vidas.

Quiera Ds que retomemos y renovemos nuestra alegría en este Sucot, y que nos acompañe por el resto de este año.

Quiera Ds que Sucot arribe de la mano de la esperanza, los sueños, la salud y la conciencia de lo rápido que pasa el tiempo. Y vivamos con intensidad.

Quiera Ds iluminarnos para hacer de cada instante, una eternidad.

Con cariño y afecto.

Jag Sucot Sameaj.

Fernando Lapiduz.
Referente Rabínico de la Comunidad Masorti Bet-El, Madrid.